La publicidad de procesos mediáticos como el Caso Gürtel o Nóos ha puesto en boca de muchos una figura algo olvidada en la práctica forense y que, sin embargo, desde el punto de vista práctico puede dar mucho juego al denunciante y más de un dolor de cabeza al cónyuge, heredero o socio del denunciado.
El que por título lucrativo hubiere participado de los efectos de un delito, está obligado a la restitución de la cosa o al resarcimiento del daño hasta la cuantía de su participación. (artículo 122 del código penal)
El artículo 122 del Código Penal obliga a cualquier persona física o jurídica que se haya beneficiado a restituir o resarcir al perjudicado de un delito, en el caso de que haya recibido por título lucrativo efectos o bienes procedentes del delito.
La clave de esta figura jurídica radica en que el obligado por esta vía desconocía que la cosa o el dinero procedía de un acto delictivo.
¿Cuándo es aplicable la responsabilidad civil por partícipe a título lucrativo?
- Haberse beneficiado de los efectos de un delito o falta (si bien la reforma del Código Penal LO1/2015 ha suprimido las faltas)
- No haber tenido ninguna intervención en el delito, ni como autor ni como partícipe.
- Haber recibido los efectos a título gratuito, es decir sin contraprestación alguna.
(STS de 6 de Abril de 2015)
La responsabilidad del partícipe a título lucrativo es directa y solidaria, pero limitada a lo que se ha aprovechado. Es decir, su obligación de resarcir no se extiende a la totalidad del perjuicio, sino a su parte de enriquecimiento injusto.
Como ya hemos dicho, desde el punto de vista práctico, la gran ventaja que tiene el art. 122 cp es la de permitir que dentro del propio proceso penal el perjudicado pueda obtener el resarcimiento de aquella parte en que se haya beneficiado a título lucrativo el que no haya participado en el delito. De otra forma, se vería obligado a iniciar un proceso civil por enriquecimiento injusto, con la pérdida de tiempo y costas que ello supone.